Copia de declaraciones de testigos ordenada por el Cabildo de Cartagena sobre la conveniencia de depender de la Audiencia de Panamá y no de la de Santa Fe.
Aumento de pleitos civiles y criminales en Cartagena, dada la cantidad de gente que llega de España, de las islas de Canaria, Santo Domingo y otras partes.
Descripción de la población de Cartagena, datos sobre cantidad de familias y tipos de negocios que hay en la ciudad.
Ventajas que habría en que las apelaciones de los pleitos de la Provincia y ciudad de Cartagena que se tramitan en la Audiencia de Santa Fe pasen a la de Panamá.
Descripción y comparación de los costos, peligros y demoras que implican viajar hasta Santa Fe y hasta Panamá.

Copia del expediente que contiene las declaraciones solicitadas por Juan Rodríguez, Procurador General en nombre del Cabildo de Cartagena, enviado ya a la Corte, y vuelto a remitir al Secretario Ledesma, quien informa al Rey “que por otras peticiones y memoriales y con testigos que han escrito a vuestra alteza” el Cabildo de aquella ciudad “ha significado los grandes daños que se siguen de que la dicha ciudad esté en el distrito de la Audiencia Real del Nuevo Reino de Granada, así por estar tan lejos y ser el camino tan dificultoso” como ha expuesto por otras razones, y suplica de nuevo se provea “que la dicha ciudad y su Gobernación se pasase al distrito de la Audiencia Real de Panamá, por ser el viaje más corto y fácil y por las otras comodidades que de ello resultarían a los litigantes que ha referido”, a lo cual se había respondido que el Rey “proveerá lo que convenga”.
En esta oportunidad, el Cabildo suplica de nuevo al Rey que “lo mande proveer y para ello, mande se vea esta información que presenta, por la cual consta todo lo susodicho, y esto será gran merced para la dicha ciudad” (I. 1) [registros A-CC-0012-02 a A-CC-0012-09].

En los documentos de presentación de las mencionadas declaraciones, el Procurador General Juan Rodríguez, comisionado por el Cabildo de Cartagena, hace una extensa descripción del crecimiento de la ciudad, menciona datos de cantidades de familias que habitaban la ciudad, las razones del gran crecimiento que tuvo en los últimos diez años (los testimonios se tomaron en febrero de 1573), de dónde vienen los comerciantes a vender y los que tienen negocios en la ciudad, la cantidad de pleitos civiles y criminales que se presentan por este acelerado crecimiento.
Asimismo, tanto el Procurador como los testigos describen en detalle las dificultades, peligros y costos que deben afrontar en el viaje que, ya sea por la boga del Río Grande de La Magdalena, o por tierra, deben hacer para llegar hasta el Nuevo Reino de Granada, para poder seguir las apelaciones que presentan ante la Audiencia de Santa Fe. 
Como solución, informa que estas dificultades cesarían si el Rey autoriza que la Gobernación de Cartagena dependiese de la Audiencia de Panamá, pues para llegar al Nombre de Dios, cada día hay fragatas, barcos y navíos que viajan en dos días, y sería más fácil ir hasta Panamá y volver a Cartagena, que ir a Santa Fe.

El Procurador del Cabildo de Cartagena convoca a ocho vecinos de Cartagena, para que declaren y respondan el siguiente cuestionario:
1. Si saben que desde hace diez años la población de Cartagena ha ido aumentando en gran número, y hoy “tiene más de cuatrocientos fuegos [casas, hogares] y gran número de gente, tiendas, casas de trato y mercaderes y otras gentes de diversos tratos que van y vienen”, y que es la que más comercio tiene, comparada con las ciudades vecinas.
2. Si saben que en esta ciudad también “hay muchos y diversos pleitos”, por ser una ciudad grande, y porque cada año llegan las flotas de España, y muchas otras naves de España, Canarias, Santo Domingo, las islas de Barloveto y de otros lugares, de donde “proceden muchos pleitos, así civiles como criminales” (I. 13).
3. Si saben que la Audiencia de Santa Fe, “donde van los dichos pleitos en grado de apelación” queda a trescientas leguas de distancia “por el Río Grande de la Magdalena arriba” y el viaje es muy peligroso y demorado porque deben ir en canoas y la travesía dura “más de cincuenta días y a gran riesgo de las vidas y con grandísimo gasto”. Si hacen el viaje por tierra, también hay mucho riesgo por los ataques de los “indios Caribes que salen a matar los caminantes, y desde las mismas barrancas, estando en las canoas los suelen flechar”.
4. Si saben que “el camino por tierra es muy malo y trabajoso, de grandes ciénagas y atolladeros, donde suelen del trabajo adolecer o perecer muchas personas”.
5. Si saben que cuando los gobernadores o sus tenientes han dictado sentencias de pleitos de “algunos peruleros que bajaban para ir” a España, algunos de ellos “se sen- (I. 14) tían agravados de las dichas sentencias”: algunos no las apelaban, pero otros lo hacían ante la Audiencia de Santa Fe, y muchos no continuaban con el proceso “por estar la dicha Audiencia lejos, y por ver que, si se paraban a seguir los dichos pleitos, se iría la flota y por no quedarse aquí perdidos, lo dejaron de seguir”.
6. Si saben que "muchas personas de los que han sido condenados por los jueces y gobernadores pasados, aunque la condenación haya sido de sólo cuatrocientos pesos, ansí en lo civil como en lo criminal” y los que se refieren a destierros, “no han querido apelar”, y si lo han hecho, no han seguido el proceso “porque los gastos y trabajos” que tienen que pasar hasta llegar a aquella Audiencia son muy grandes, y serán mucho más altos los gastos para llegar allí que “lo principal”, y prefieren pagar las condenas “aunque sean de quinientos pesos” a tener que “ir a seguir los pleitos”. También permiten ser condenados en los casos de destierro (I. 15) “aunque sea el destierro de un año, porque dicen que tanto han de estar en ir allá y lo mismo harían hoy día cualquier persona que ansí fuese condenado”.
7. Si saben que el tiempo que dura un pleito en aquella Audiencia es de “más de un año, porque en el año se cierra la boga de los indios dos veces y entrambas veces, está cerrada seis meses” y como no se puede navegar por el río durante las grandes crecientes, “los pleitos son inmortales y nunca se acaban”.
8. Si saben que sería más cómodo y provechoso para el “bien del pidiente de los negocios y para que los agraviados, más brevemente y sin costas, fuesen remediados”, que el Rey pusiese el distrito de la Gobernación de la Provincia de Cartagena “debajo [de] su Real Audiencia de Panamá, porque ordinariamente con cualquier tiempo que corra así de vendaval como de brisa, pueden ir y negociar y volver de aquí a la dicha Real Audiencia de (I. 16) Panamá en treinta días y menos” y así sean negocios graves u ordinarios, se podrán tramitar allí “en menos de tres meses y a menos costa y ruego de las vidas”. 
9. Si saben que el costo para que un hombre viaje desde Cartagena hasta la Audiencia de Santa Fe es mayor a 150 pesos entre “canoas y matalotaje y arrieros”, y el costo ir desde esta ciudad hasta la de Panamá es de veinte pesos.
10. Si “saben, creen y entienden que si los jueces pasados supieran que el remedio de la apelación estuviera tan cerca, en la Audiencia de Panamá, … no se hubieren atrevido a hacer algunos agravios”,  y si saben y creen que los jueces actuales “siempre procurarán hacer lo mejor (I. 17) que pudieren su oficio” sabiendo que “el remedio está tan cerca” (I. 18). 

Con el propósito de evitar la duplicación de registros, sugerimos que se consulten los 8 testimonios copiados en el presente expediente (imágenes 11 a 44), en los registros que ya fueron catalogados, y se encuentran en los siguientes registros.

No. registro    No.    Imág.     Testigos
A-CC-0012-02    1    18-27    Álvaro de Ballesteros
A-CC-0012-03    2    27-31    Francisco de Arjona
A-CC-0012-04    3    32-36    Juan Antonio
A-CC-0012-05    4    36-39    Esteban Rodríguez
A-CC-0012-06    5    39-43    Luis de Villanueva
A-CC-0012-07    6    43-49    Juan Gómez
A-CC-0012-08    7    49-54    Juan Alonso
A-CC-0012-09    8    54-59    Pedro Mejía Mirabal

El día 7 de marzo de 1573, “ante el ilustre señor Francisco Bahamonde de Lugo, Gobernador y Capitán General en esta Gobernación … pareció presente Juan Rodríguez, Procurador General en esta ciudad” y solicitó copia de la información que el Cabildo de Cartagena “le cometió”, y fue hecha ante el licenciado Luis de Soto, Teniente General de esta Gobernación para que se enviara al Rey.
El Gobernador Bahamonde de Lugo ordenó al Escribano Luis Pérez de Vargas que le diese la copia de los testimonios, solicitada por el Procurador Rodríguez (I. 45). 

Diego Polo, Escribano Mayor de la Gobernación de Cartagena, hizo sacar copia de esta información, “a pedimento de Antonio de Paredes, Procurador General desta dicha ciudad”, y ordenado por mencionado Gobernador, el cual tiene 22 hojas, el cual fue “fue corregido e concertado con el original, e va cierto e verdadero”. Testigos:  Juan de Meneses y Diego Polo de Céspedes, e Diego Polo, el mozo, residentes en Cartagena, “donde fue fecho a diez días del mes de febrero del año de mil y quinientos y setenta y cuatro años”.
Firma en testimonio de verdad, Diego Polo, Escribano (I. 46).

Las dos informaciones del Cabildo de Cartagena que envían Juan de Villoria, Regidor, y Luis de Barahona, Procuradores Generales, son: una para que “pase esta Gobernación a la jurisdicción del Audiencia de Panamá”, y la otra “sobre la merced que se pide a su majestad de las casas que se tomaron por perdidas a Pedro de Során”.
Expedientes sobre el distrito de Cartagena. “Expedientes vistos” (I. 50).