Solicitud del Cabildo para que se revise lo dispuesto por un visitador sobre prohibir la siembra de la yuca y que se incremente la cantidad de aves que los indios deben entregar al encomendero por concepto de tributos.
Solicitud para que la tasación de los tributos de los indios hecha por el visitador, se revise por el Obispo y el Gobernador de la Provincia de Cartagena.

Carta de Domingo de Oribe, en nombre del Cabildo de Cartagena, dirigida al Rey Felipe por la cual informa que cuando llegó don Diego de Narváez, Oidor de la Audiencia del Nuevo Reino, “proveyó dos cosas: la una fue que prohibió que no se sembrase ni beneficiase la yuca de que se hace casabe, de que se sustentan la mayor parte de los españoles e indios y las armadas de vuestra alteza”.
La otra fue “que en la tasación que hizo de los tributos que han de dar los indios a sus encomenderos, la bajó y moderó mucho en lo tocante a las sementeras de maíz”, pero en cuanto a las aves [gallinas] que deben entregar a sus encomenderos, “excedió y se alargó a más cantidad de la que pueden dar los dichos indios”.
Sobre este asunto, la Audiencia del Nuevo Reino despachó una provisión por la cual ordena “que no se siembre la dicha yuca, de lo cual, por ser tan en notable daño y perjuicio de todos vuestros súbditos y naturales”, la cual fue cuestionada por los miembros del Cabildo ante el Gobernador de la Provincia de Cartagena, alegando y probando que hay “muchas y evidentes causas por donde no se debía ni debe guardar la dicha provisión, porque es quitarles totalmente el sustento y despoblarse aquella tierra”.
Como el Rey “cohonestará por esta información y parecer del vuestro Gobernador que presento, [que] en ninguna manera se puede sustentar aquella provincia si se les quitase la labranza y cosecha del dicho casabe”, lo cual es en beneficio de los indios y a quienes no se les aumenta el trabajo que hacen en la siembra del maíz y que “al tiempo de la cosecha del casabe ayudan a ello los negros, indios libres y muchos vagamundos y mestizos por su interés y jornal, pues se les paga y pagará”, le pide que no permita “que una cosa de tanto beneficio, provecho y utilidad de todos cese ni se quite”.
El señor Oribe pide y suplica al Rey que mande revisar este asunto, el cual se debe “considerar como negocio que tanto importa” y ordene “que no se quite ni impida el beneficio y crianza de la dicha yuca y casabe, sino que se críe e beneficie como hasta aquí se ha hecho sin que en esto haya novedad, pues cohonesta y es notorio que los dichos indios, desde que Dios los crió, han tenido de costumbre de sembrar y beneficiar el dicho casabe”.
Asimismo suplican que ordene que en lo referente “a la tasación que se hizo del maíz y aves”, se encargue al Obispo y al Gobernador de la Provincia de Cartagena para que (I. 11) “vean la dicha tasación y la reformen y moderen, de tal manera que sea en beneficio de todos, sin agraviar a ninguna de las partes, pues el dicho don Diego de Narváez … entendió que no se podía guardar sino con mucho perjuicio”.

Anotación del licenciado Zorrilla donde sugiere que sea el Presidente del Nuevo Reino quien revise este asunto. Firmada en diciembre 3 de 1576 (I. 12).