Carta de los frailes del Convento de San Agustín en Cartagena solicitando se remedien los grandes daños causados por el maltrato del Gobernador Acuña a los vecinos de Cartagena.

Carta de varios miembros del Convento de San Agustín de la ciudad de Cartagena al Rey en la cual mencionan que por la obligación que tienen “sus religiosos, que tan piadosa y cristianamente vuestra majestad sustenta en estas partes”, de velar por la conservación de la ciudad de Cartagena, le suplican humildemente “sea servido de condolerse de la calamidad y grandes daños de este lugar y … de la ruina que su real patrimonio recibe en que se despueble y arruine como se hará, no quitando la ocasión que es, el mal tratamiento, condición y lenguaje” de don Pedro de Acuña, Caballero de la Orden de San Juan, a quien el Rey “envió para le gobernar, que como su práctica de servir ha sido en galeras, será a propósito para ese ministerio”.
También certifican que el dicho señor “causa el inconveniente dicho y tememos otros mayores”, y que la mayoría de las personas que aún quedan en Cartagena, lo hacen con la esperanza que llegue el “breve remedio”, lo cual es muy importante que sea “con brevedad, que con pedirle y dar este aviso descargamos nuestras conciencias”.
No envían detalles de lo que ha “sucedido y puede suceder, por no ser lenguaje de nuestra profesión, sino solamente hacer este aviso” sobre los daños y riesgos que se corren, aunque “es cosa nueva para nuestro trato tratar faltas de nadie, ni causarlas”.
Firman este documento fray Antonio Vásquez de Poves, Provisor, fray Guillermo Moreno, fray Hernando de Cárdenas, fray Juan de Santa María, fray Alonso de Vega y fray Pedro de Fuentes (I. 1).
En el último folio dice en letra de otra mano que esta carta se revisó el 20 de noviembre de 1597 en el Consejo de Indias donde se ordenó lo siguiente: “estas cartas se guarden para cuando se tratare de estas materias y entonces se enviarán a su majestad con lo que se consultare” (I. 6).