Petición para que algunas personas den su concepto sobre la construcción de un baluarte en Santa Marta y otra fortificación en el camino que va del pueblo de Gaira a aquella ciudad.

Descripción de la construcción de un baluarte en Santa Marta: detalles de sus medidas, materiales, costos y mano de obra.

El señor Francisco Manso de Contreras, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Marta, de la ciudad del Río de la Hacha y su granjería de perlas menciona la llegada al puerto de Santa Marta de “cierta artillería y munición” que el Rey Felipe envió, “y porque su majestad desea que la dicha artillería se plante en parte y se haga un baluarte de a donde se pueda defender la dicha artillería y guardar este puerto, si acaso por la mar la acometieren enemigos” y si la atacan por tierra se pueda defender la ciudad de los enemigos, para decidir el sitio donde se puede construir dicho fuerte “y de qué suerte y tamaño” debe ser, el Gobernador reunió a Francisco March, su Teniente de Gobernación, a Pedro Cárcamo, al capitán Fernando Ballesteros Contesia, “Alcalde Ordinario y Capitán de Infantería y Sargento Mayor de esta ciudad”, al capitán Juan Dávila, al don Miguel de Orozco, Contador de Hacienda de aquella provincia y al capitán Martín de Gastelu “para que le den su parecer” sobre el mencionado fuerte y le digan qué tipo de defensa debe hacerse en caso que “el enemigo saltare en el puerto de Gaira y intentare tomar esta ciudad por tierra como lo hizo el año pasado Antonio Serley, General inglés que la tomó”.

Documento firmado ante el Escribano de Gobernación, Francisco Jiménez.

El mismo día, el Gobernador y las personas convocadas dijeron que “les pare-(I 21) ce que para en guarda de la dicha artillería y de este puerto y ciudad, se haga un baluarte en el horno de la cal, junto a la casa de Diego Candil, el cual ha de tener veinte y cuatro pies de alto y seis debajo de tierra, que por todas han de ser treinta pies de el fundamento y treinta de frente en el triángulo y sesenta de longitud”, el cual se debe hacer con mucha brevedad y y como en aquella tierra hay mucha pobreza, poco dinero en la caja real y no se consiguen allí “materiales de cantería”, el mencionado baluarte se debe hacer “de madera, y para los gruesos atravesados algunos tirantes, lo más juntos que ser pudiere y cada pared han de llevar dos andanas de vara con tirantes y en hueco de ellas terraplanarlo, dejando en los petriles de arriba algunos [espacios] para la gente e municiones, y que en este podían jugar ocho o diez piezas gruesas de las que han venido y treinta mosqueteros, para lo cual es menester algunas tablas para las plataformas”.

Si las dichas construcciones se hacen con los naturales, por no haber negros, el gasto para “los carretones y tablazón y clavazón de las plataformas”, para las personas que clavan estantes, para “el sueldo de carpinteros y herraje de los carretones” y otras cosas necesarias para la obra, “serán menester de la caja real dos mil ducados y esto sin lo que es justo se pague a los naturales por su trabajo”. Respecto a la fortificación que se debe hacer en el camino de Gaira, es necesario que el Gobernador y la gente que convocó para ello, “vayan personalmente (I. 22) a lo ver” y eso respondieron, firmando el documento con sus nombres ante el escribano Francisco Jiménez (I. 23).