Informe sobre la posición del Cabildo de Cartagena y los Generales de la Armada Real Española sobre desarmar las galeras que guardan la costa de Tierra Firme.
Informe sobre el desarme de una de las galeras, y que el Cabildo asumirá sus costos.
Llegada de otra cédula ordenando que no se desarmen las galeras.
Envío de cartas para los generales de la Armada Real Española, la cual navega hacia La Habana.
Posición de la Corona ante los portugueses y otros extranjeros.
Aviso de la muerte de el Maestre Escolia de la Iglesia Catedral de Cartagena.
Orden para que se paguen los costos de la galera que se construyó e Cartagena.

Informe de don Pedro de Acuña, Gobernador de la Provincia de Cartagena, al Rey Felipe III.
1. En cumplimiento de la cédula que le entregó don Francisco Coloma para “reformar las galeras de esta costa”, informa que al regresar la que viajó a Portobelo en compañía de los galeones de la Armada Real, trató de ponerla en ejecución, pero habiéndole informado el Cabildo de Cartagena “el desamparo grande en que quedaba y cuán ocasionada y enflaquecida” estaría la ciudad para enfrentar “los muchos enemigos que de ordinario andan en estas partes”, y como se tuvieron noticias del Presidente de la Casa de la Contratación de Sevilla sobre la venida de corsarios hacia Cartagena, “me requirieron suspendiese el desarmarlas, hasta que ella y los Generales que aquí se hallaban, informasen a vuestra majestad del grande inconveniente que esto tenía”. 
Considerando el bien que dichas galeras hacen en esta costa “y habiendo sido del mismo parecer el doctor Antonio González del Real Consejo de las Indias y los dichos Generales” de la Armada Real, resolvió dejar armada la galera capitana y que la ciudad se hiciera cargo de su sustento, en caso que el Rey no aprobara esta medida.
Cuando el Gobernador recibió la nueva orden del Rey “en este último navío de aviso, en que me manda suspender el desarmarlas, ya estaba hecho, en la conformidad que refiero, como vuestra majestad mandará ver por las que he escrito con el dicho don Francisco”, y si esta orden hubiera llegado “más a tiempo” habría sido (I. 1) mejor, para que con las galeras armadas, estuviese “más animada la gente de esta ciudad en la ocasión que podría ofrecerse con la nueva de enemigos, de que vuestra majestad me da aviso”. Sin embargo, el Gobernador le asegura que estará “con el cuidado que conviene, y espero [que] del buen ánimo y disciplina en que la gente de este lugar está, se hará el deber en cualquier acaecimiento”, aunque reitera la importancia que tiene que le envíen “la artillería y municiones que tantas veces he suplicado”, así como “la chusma y remos necesarios, porque los de acá son muy costosos y de poco provecho para armar la otra galera”. Informa que ya cuenta con los soldados y marineros que requiere.
2. Las cartas que llegaron en un navío de aviso para don Luis Fajardo y a don Francisco Coloma, fueron despachadas a La Habana, en seguimiento de la Armada que ya había salido de Cartagena.
3. Informa que se tendrá el cuidado que ordena el Rey “en no consentir que se compongan ningunos portugueses ni otros extranjeros, y en todo se cumplirá el tenor de la cédula que vuestra majestad envía”.
4. Informa que el padre Luis de Ariza, quien fue presentado como Maestre Escolia de la Iglesia Catedral de Cartagena, falleció hace varios días, por ello el Rey podrá “mandar se consulte su plaza”.
5. Acusa recibo de la cédula que ordena se pague el dinero que se gastó en la galera que se construyó en Cartagena, e informa que esta orden ya fue entregada a los oficiales de Hacienda (I. 2).